Gabino Ezeiza
3 de Febrero de 1858 – 12 de Octubre de 1916
Gabino Ezeiza nació el 3 de febrero de 1858 en un barrio que desde la segunda mitad del siglo XIX fue cuna de payadores, poetas y artistas. Nació en San Telmo, donde los investigadores estiman que debutó como payador a los 14 años en la pulpería de Pancho Luna. El poeta y músico Gabino Ezeiza fue uno de los más reconocidos payadores. Por su sorprendente facilidad para la improvisación se hizo célebre como cantor popular. Compuso más de 500 composiciones. Tenía una aptitud estupenda para hacer versos. Los improvisaba en el momento y como tenía un oído perfecto para la medida, la cadencia y la rima, le salían perfectos. Sus hazañas fueron conocidas y frecuentes los encuentros y desafíos con otros payadores.
Por citar algunos ejemplos, en 1891 sostuvo una payada con Nemesio Trejo que resultó memorable ya que duró tres noches. En 1902 se enfrentó con José Betinotti, quien luego se convirtió en su discípulo, en un circo que funcionaba en Venezuela y Maza, en el barrio de Boedo.
Francisco Pi y Suñer escribió: "Fue el trovador de la pampa. En aquellos tiempos de escasísima población en que la Argentina vivía la vida de los pueblos pastores, fue el bardo errante y vagabundo que iba con su guitarra de rancho en rancho y de pulpería en pulpería, glosando los acontecimientos más notables, recordando los altos hechos de los hombres ilustres, llevando a todas partes las palpitaciones del alma nacional. Hijo del pueblo y entre el pueblo criado, se identificaba con el paisano, con el hombre del pueblo y en forma poética y solemne le cantaba sus cuitas y sus alegrías, sus esperanzas y sus anhelos". Hasta la aparición de Gabino Ezeiza el canto de los payadores se caracterizó por ser anónimo. La payada de contrapunto, difícil arte a base de pura improvisación, fue cultivada por muy pocos elegidos que dejaron sus coplas de pueblo en pueblo. Gabino Ezeiza es recordado como uno de los más famosos en el arte de payar, tanto en su tierra argentina como en el Uruguay. Sus contrapuntos pasaron a la historia. Siempre se recuerda el que mantuvo en Paysandú (Uruguay) con el mentado oriental Juan de Nava el 23 de julio de 1884. Ese encuentro fue presenciado por un auditorio numeroso y ante el estado adverso hacia él del público oriental, improvisó allí la que sería la canción "Heroico Paysandú". En recuerdo de esa payada, en Argentina se celebra el 23 de julio como Día del Payador. Además de recorrer los pueblos del interior con su arte y su guitarra, lo hizo también con un circo de su propiedad: el llamado "Pabellón Argentino", que perdió en un incendio en el año 1893. Grabó discos, y recopiló sus versos en el folleto "Cantos a la Patria". Tanto Gardel como Razzano lo conocieron en los comités políticos a principios del siglo pasado, como a casi todos los payadores de aquel tiempo. Ese conocimiento se hizo trato amigo en la rueda del popular "Café de los Angelitos", en Rivadavia y Rincón. Una placa colocada en Azul 92, en el barrio de Flores, recuerda al negro Gabino Ezeiza. Allí, a los 58 años murió en su humilde casa, pobre como todos los juglares del pueblo, el mismo día que Yrigoyen, del cual fue un fervoroso seguidor, asumió la presidencia en 1916.
Famosa payada entre el Negro Gabino y Juan Nava
Heroico Paysandu
Heroico Paysandú yo te saludo
hermano de la patria en que nací
tus triunfos y tus glorias ofrecerte
te canto de mi patria como aquí
yo guardo este recuerdo de mi patria
pegado en una brisa tu canción
el hijo del temblor de tu saliente
tu más grande y sublime inspiración
hermanos en las luchas y en las glorias
la mina de quien amo y su candor
con ecos nacionales de la historia
queriendo proclamarme vencedor
Heroico Paysandú yo te saludo
la troya y gloria americana por tener
saludo a este pueblo de valientes
y juro de los bravos treinta y tres.
Heroico Paysandú yo te saludo
hermano de la patria en que nací
tus triunfos y tus glorias ofrecerte
te canto de mi patria como aquí.
A orillas del Plata
Bogaba un marino
del Plata a la orilla,
en una barquilla
con increíble afán.
Cortando las olas
que al verse vencidas,
van y embravecidas
en las toscas dan.
Mas llega la barca
de la tosca al lado,
feliz ha llegado
y en tierra saltó
alegre el marino
risueño el semblante
y luego al instante
la barca amarró.
Con paso seguro
casi a la carrera,
cruza la reguera
luego se paró,
en una casita
de pobre apariencia,
luego con las manos
las palmas batió.
Se abrió una ventana
y apareció ella,
una joven bella
-¿quién va? – preguntó,
-¿ya no me conoces?-
contestó el marino,
-¡Soy yo, prenda amada!-
y la puerta se abrió
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