sábado, 8 de octubre de 2011

Martha Lynch

Martha Lynch

8 de Marzo de 1925 – 8 de Octubre de 1985


MARTA LYNCH.

Nació en La Plata el 8 de marzo de 1925, como Marta Lía Frigerio, se casó con un abogado de la clase alta argentina, con el que tuvo tres hijos, y con cuyo apellido firmó sus obras. Estudió literatura en la facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y describió con su obra y con el derrotero de su vida, el drama, las contradicciones y los vaivenes políticos y sociales de nuestro país. Entre 1956 y 1958 actuó en el Comité Nacional Radical junto a Arturo Frondizi, con quien estuvo vinculada afectivamente y militó en el desarrollismo en la década del sesenta, en 1973 fue invitada a ocupar el charter que regresaba a Perón del exilio, en los primeros setenta se fascinó con el movimiento Montoneros, interpretó la violencia guerrillera y escribió, en torno a la figura del Che, El cruce del río; renegó de todo ello en 1976, al instalarse la dictadura militar, que defendió con fervor fuera del país. Se la vinculó afectivamente con el represor Emilio Massera, a quien en algún momento asesoró en la revisión de sus discursos, pero estuvo entre los pocos personajes públicos que reclamaron por la aparición con vida de Haroldo Conti, y en sus últimos años adhirió al radicalismo que impulsaba Raúl Alfonsín. Ficcionalizó al ex presidente Frondizi en La alfombra roja y a Massera como el Vargas deInforme bajo llave, quizás la primera novela argentina donde se narran la represión y la desaparición de personas.
Publicó: La alfombra roja - Al vencedor - Los cuentos tristes - La señora Ordóñez - Cuentos de colores - El cruce del río - Un árbol lleno de manzanas - Los dedos de la mano - La penúltima versión de la Colorada Villanueva - Los años de fuego - Páginas de Marta Lynch - Toda la función y La despedida - Informe bajo llave - No te duermas, no me dejes


Abrumada por una fuerte crisis depresiva, se suicidó el 8 de octubre de 1985. Obtuvo el premio Municipal de Literatura por Cuentos de colores y fue jurado del Premio Casa de las Américas. En los años 80, La señora Ordóñez fue adaptada a la televisión, bajo la dirección de María Herminia Avellaneda y con Luisina Brando en el rol protagónico.


Informe bajo llave
(Fragmento)

Usted, mi siquiatra, mi amable componedor, recibía mis cartas, las recibe, está apilando en sus cajones las entregas de este largo informe, cada día más secreto, quizá más peligroso. Bajo llave; échale llave a la forma como se quebranta mi voluntad, como se resquebraja y pudre lo que nació sano y normal, con buena voluntad, salud admirable, cierta dosis de ansiedad manifiesta. Contemos entre ambos las desapariciones y las reapariciones. Cada día una nueva vuelta de tuerca hacía crujir las vértebras del cuello y dejaba ver un poco más la lengua del ahogado. Sin embargo, en medio del marasmo distingo las fases del poder. Estoy tratando con una parte importante de la vida de todos. [...] La historia se ha tejido con algo que participa de esta blandura. Es un tronco podrido, un invernadero. Una flor carnívora, cortada y que huele a muerto. Se pudren los estratos que recorro con Vargas y se pudren los escalones por los que transitan mis compatriotas. [...] Un país está bañado en sustancias venenosas como ésta. Y yo confundo la aventura personal con la colectiva. Participo de un festín del que me atribuyen una parte secreta. Guárdela con llave, bajo llave. Comparta mi desasosiego.

La penúltima versión de la Colorada Villanueva
(Fragmento)

Entra en la habitación como si algo -¿el aire?- la empujase hacia adelante. Entra, respirando ansiosamente por la boca sobre la que se conserva un aire niño, quizá, los dientes algo prominentes, no mucho, sí lo suficiente para dar a su fisonomía aquel envidiable aire juvenil, aire de zorra, zorra también en el pelaje rojizo que ondea algunos centímetros arriba de los hombros; rojizo con ayuda de Joseph y así es Joseph quien la llama afectuosamente: su turno, venga de una vez, Colorada. La llamaban Colorada sus padres, sus maestros, los chicos de la cuadra, único ámbito memorable por el que transitó su infancia. Y aunque no lo era del todo – oh no, sólo una argentina típica y castaña- siempre le gustó el apodo. De adolescente, hurgaba sus brazos y sus piernas para descubrir el vello rojizo que la destacaba entre las demás. Una colorada en el barrio de Belgrano, Buenos Aires, no era común. Y entra, echando aires, un poco porque siempre le ha costado desplazarse –sus pulmones, su tos constante-, otro tanto porque ha crecido, ya es casi lo que la gente llama una mujer mayor; y de mayor se va perdiendo la seguridad en el trato, la forma de mantenerse erguida o de sentarse. Como un viento de confuso origen ella siente que su estadio de mujer mayor le quita oportunidades de gracia y de estabilidad. Están las manos que –como otrora, a los trece, por ejemplo- se convierten en instrumentos difíciles de manejar. Están las piernas, más pesadas. Están los ojos y el cabello, colorado con la ayuda de Joseph, tan espeso y compacto, todavía legendario. Entra, por fin, segura al menos de que encontrará a los otros. Ellos la acompañan desde tanto tiempo atrás aun cuando se halle convencida de que lo de la compañía puede discutirse, discutir hasta desgañitarse, desgañitarse si entran a darle a la política o a los temas de la moral de hoy. Últimamente, ni siquiera es preciso remontarse tanto; cualquier tema es apto para que se atrincheren en necedades y férreas convicciones, en discusiones de hecho y derechos, alguna mezquindad, un pretendido rencor. Si compañía se llama al combate, ella tiene compañía. Y pensarlo da mayor firmeza a sus pasos y una linda expresión al rostro que, como el de todos, para algunos es bello, para otros, desastroso. Quizá a la gente mayor también la abruma –junto con la inseguridad- ese entorno ambiguo con que cada cosa de la vida se rodea, parece coexistir con la razón opuesta, esto es negro pero según le dé la luz parecerá rojizo como el pelo de la Colorada o amarillo como el pelo de Dolores que también entra, con paso alado, en la habitación.

1 comentarios:

Unknown on 17 de diciembre de 2018, 17:18 dijo...

ooohhh....

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"No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer y no ver el cordón umbilical que aparece a medida que todos los días nace una nueva Argentina a través de los jóvenes. No se lamenten los viejos de que los recién venidos ocupen los primeros puestos de la fila; porque siempre es así: se gana con los nuevos."

de

Pensamiento vivo

“La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre.”
(...) “Pero se sigue adoctrinando sistemáticamente en la enseñanza de la historia para lo cual los réprobos son los que defendían la soberanía y los próceres los que la traicionaban para fines institucionales.”
(...) “Ese es el gran problema argentino: es el de la Inteligencia que no quiere entender que son las condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y económico.”

“El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”
"Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación (...) Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional."

Arturo Jauretche

13 de noviembre de 1901 / 25 de mayo de 1974

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