jueves, 15 de septiembre de 2011

Hamlet Lima Quintana

Recordando a Hamlet Lima Quintana. 
Por Carlos Patiño
15 de Septiembre de 1923 – 21 de Febrero de 2002


"1996, Guanajato, México. Hamlet Lima Quintana junto a la estatua del Quijote y Sancho Panza" (Foto inédita)

El jueves 21 de febrero de 2002 muere Hamlet Lima Quintana, estupendo poeta y realizador destacado de ese arte tan difícil -aunque a algunos les parezca más sencillo que escribir poemas, y no es así- que es ser letrista de canciones. Pero más que poeta y letrista de numerosas obras trascendentes -"Zamba para no morir", entre muchas otras- Hamlet fue, por sobre todo, un juglar. El último juglar que nos quedaba tras la muerte de Armando Tejada Gómez. Se llamaba en realidad Hamlet Romeo Lima. Tal vez para eludir paternos excesos "shakespereanos", en algún momento decidió eliminar a Romeo e incorporarse el apellido materno, Quintana.

Militante del viejo Partido Comunista -al que permaneció fiel toda su vid - Hamlet, desde ese lugar, tuvo una intensa vida política. Esa militancia nos juntó y nos separó muchas veces, aunque nunca afectó nuestra amistad de tantos años. En 1996 realizamos una gira por 14 estados mexicanos -en compañía del cantante pampeano radicado en México DF y ex-integrante del conjunto que acompañaba al gran artista oriental Alfredo Zitarrosa, Délfor Sombra- con un espectáculo que denominamos "Contando y cantando". Presentamos ese espectáculo de música y poemas en grandes ciudades y en pueblos pequeños de México. Fue un mes a todo viaje, repleto de anécdotas que alguna vez quizás escriba en alguna parte. Porque algo que me importa rescatar ahora, en este momento en donde hablo del amigo que -como dicen tan bien los mexicanos- "se nos adelantó", tiene que ver con la militancia en el inicio de la era de plomo de la dictadura militar. Y que acabó siendo la principal razón por la cual en junio de 1976 debí emprender un inesperado y nunca deseado camino al exilio.

¿Por dónde empezar? Hagámoslo por una noche de mayo, fines de mayo, de ese año maldito. Habían comenzado a "desaparecer" escritores: Haroldo Conti, Alberto Costa, Oscar Barros, Lucina Alvarez, Federico Moreyra, Antonio Di Benedetto, Enrique Coureau, entre otros. La SADE -Sociedad Argentina de Escritores- protestó públicamente. Ratti -cuyo nombre creo que inconscientemente no retengo- era un oscuro escritor hábil para ubicarse en el poder, Presidente de la SADE en ese momento. Había ganado las elecciones internas en alianza con el Partido Comunista, derrotando mediante el buen manejo del padrón y algunas picardías a los "ultras" de la Agrupación Gremial de Escritores que encabezaba el gran viejo Elías Castelnuovo y que contaba entre sus integrantes a Roberto Santoro, Haroldo Conti, Carlos Patiño, Alberto Costa, David Viñas y Vicente Zito Lema, entre otros muchos luchadores sociales.


En la lista de Ratti figuraba Hamlet Lima Quintana; por ende, en 1976, Hamlet era integrante de la Comisión Directiva de esa SADE. Creo, estoy convencido, que fue por contar con Hamlet en la CD que esa SADE protesta por las desapariciones. Porque, más allá de "razonables" y "ultras" políticas, internas muy en boga en esa época, Hamlet no se iba a quedar de brazos cruzados mientras desaparecían o mataban escritores. A tal punto fue así que la CD de la SADE encomendó (¿encomendó o atendió sus exigencias? Por cuanto ocurrió después, diría que más bien esto último) a Hamlet que se ocupara personalmente de todo lo relacionado con este cruel asunto.

El caso es que Videla no pudo esquivar el malestar y decidió convocar a aquel famoso "encuentro con la cultura" de junio del 76. Pero a quienes les venían bien: por supuesto a Jorge Luis Borges, como una "concesión amplia" a Ernesto Sábato y como representante del pensamiento "occidental, democrático y cristiano" al cura Castellani. Protesta la SADE por la marginación del organismo representativo de los escritores y a regañadientes se incorpora a la reunión a Ratti. Por exigencia de su aliado interno, el PC, Ratti debía cumplir con una misión: entregarle a Videla en propia mano una lista con los escritores desaparecidos, tarea que a Ratti le pareció nauseabunda y "poco diplomática". Pero la CD se mantuvo firme y Ratti debió acatar la decisión. En función de este hecho, la noche anterior a la entrevista nos reunimos en la SADE un grupo de escritores con Hamlet Lima Quintana, ultimando detalles e información sobre los hechos. Charlando del asunto nos quedamos en el comedor de la SADE hasta estar seguros de que la carpeta elaborada sería llevada por Ratti a esa entrevista.

En algún momento -los hechos se me traspapelan- recibo la confirmación de dos casos de escritores desaparecidos en esas horas, cuyos nombres no puedo precisar hoy, huyen de la memoria. Era urgente agregarlos a la carpeta. Vuelvo al comedor de la SADE rogando que Hamlet estuviera todavía, pero ya se había ido. Pedí una urgente entrevista con Ratti y le informo de las nuevas desapariciones para que los agregue a la carpeta. Sin Hamlet delante, Ratti se envalentona, golpea su escritorio y brama "ya estoy harto de abogar por estos comunistas (sic); yo no le voy a agregar un nombre más a esta carpeta sin que figure el nombre y número de socio de quien hace la denuncia". Tengo estas palabras muy grabadas, porque ese nombre y número de socio no podía ser otro que el mío, porque ya no había nadie más que yo esa noche. Y eso significaba nada más y nada menos que entregarle en propia mano al mismísimo dictador... mi sentencia de muerte. Firmé, de todos modos, pensando que tal vez alguna vida podía ser salvada y yo, bueno, a ver cómo nos arreglamos. Es decir que las dos últimas denuncias tenían, en soledad, mi nombre y número de socio. Más auto incriminación imposible.
La noche siguiente vi por televisión el resultado de esa "entrevista por la cultura" de la dictadura. El vocero fue Borges, quien dijo dos o tres cosas convencionales y nada más. La noche posterior voy a la SADE -calle Uruguay al 1200- para conocer detalles. Hamlet estaba indignado porque el "lamebotas" de Ratti había pedido disculpas al entregar la carpeta, porque Sábato no dijo una sola palabra sobre los escritores desaparecidos y sólo el cura Castellani, más bien lejos de cualquier actitud democrática, fue el único que había abogado, pero sólo por Haroldo Conti, alguna vez alumno suyo y al que calificó de "buen cristiano". A ninguno sorprendió que Borges hubiera atacado a Ratti y a la SADE por defender "subversivos".
Hamlet partió hacia lo que supongo una agitada reunión de CD -ignoraba yo que pasarían muchos años hasta que volviera a verlo- y me fui hasta Secretaría para chusmear más detalles de la entrevista. Y allí Mabel, la Secretaria, se asombra de verme y me dice que habían venido a pedir mi legajo -no dijo quiénes, pero se sobreentiendo- que mi legajo se había traspapelado pero que no se podía sostener mucho ese "traspapelamiento": tenía que irme, tenía que "rajar ya", según sus palabras. Y me "rajé ya", qué otra cosa podía hacer, habiendo yo mismo firmado mi propia sentencia. Intenté comunicarme con Hamlet, pero fue imposible.

Muchos años después, frente a Plaza de Mayo, veo la inconfundible, quijotesca, figura de Hamlet. Nos abrazamos y reanudamos nuestra vieja amistad, contentos ambos de haber sobrevivido a los "años de plomo" y de haber salvado alguna vida: la de Antonio di Benedetto, tal vez la de Federico Moreyra, tal vez alguna otra. Lloramos la muerte de tantos hermanos. Y seguimos con la poesía. Así quiero recordar a Hamlet Lima Quintana: furioso con los "lamebotas", indignado con los tibios, hacedor de tormentas entre los enemigos de la cultura. Salve, Hamlet. Y ojalá exista una buena ginebra en donde estés, sea donde fuere que vamos los poetas.


GENTE

Hay gente que con solo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada
Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.

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"No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer y no ver el cordón umbilical que aparece a medida que todos los días nace una nueva Argentina a través de los jóvenes. No se lamenten los viejos de que los recién venidos ocupen los primeros puestos de la fila; porque siempre es así: se gana con los nuevos."

de

Pensamiento vivo

“La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre.”
(...) “Pero se sigue adoctrinando sistemáticamente en la enseñanza de la historia para lo cual los réprobos son los que defendían la soberanía y los próceres los que la traicionaban para fines institucionales.”
(...) “Ese es el gran problema argentino: es el de la Inteligencia que no quiere entender que son las condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y económico.”

“El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”
"Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación (...) Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional."

Arturo Jauretche

13 de noviembre de 1901 / 25 de mayo de 1974

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